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martes, 5 de enero de 2010

El poder del maestro actúa en nosotros

El Maestro en nosotros

Una vez que hemos nacido de agua y del Espíritu, somos una nueva criatura, nacidos bajo el Nuevo Pacto, y también somos parte de la nueva creación, donde todo es nuevo (Jn.3:5-8; 2Co.5:17; Gá.6:15) . También recibiremos un nuevo cuerpo celestial impecable cuando seamos transformados, mas ahora tenemos un nuevo ropaje, un nuevo corazón, en una palabra ¡somos el templo nuevo!, donde todo es nuevo, pero insisto, lo mas maravilloso es que el Señor habita en nosotros.

Además, al obedecer su discipulado, entonces Cristo nuestro modelo, va siendo formado en nosotros y Dios nos va dando crecimiento. Si nos esforzamos en hacer todo lo que el Señor manda, fortaleciéndonos en el poder de su fuerza, como he dicho antes: amando como El, sintiendo como El, creyendo como El, orando como El, esforzándonos en todo como El, hasta que Cristo nos permita alcanzar según su voluntad la estatura de su plenitud, así como El es, perfecto e íntegro, entonces, seremos instrumentos mucho más útiles, en quienes manifestará su gloria y su poder, pero insisto, lo más maravilloso es que Cristo vive en nosotros y en El habita toda la plenitud de la Deidad.

Sabiendo pues que Cristo ya vive en nosotros (2Co.13:5), seamos pues, llenos de su Espíritu, confiando obedientes en El, para que manifieste en nosotros su omnipotencia, la luz admirable de su verdad y sabiduría, sus riquezas celestiales, su autoridad, hasta ser perfeccionados en todo.

Su poder actúa en nosotros

Mira lo que dijo el apóstol Pablo:

"Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Ef.3.14-21).

Las insondables riquezas de Cristo

San Pablo, declaró a los efesios que Dios le dio la gracia de anunciar entre los gentiles:"el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo" (Efesios 3.8-13), ¿entiende usted, porqué llama así al evangelio?.

Entender al Maestro en su divinidad es como tratar de ver la inmensidad del universo con nuestros simples ojos. Ignorando que son incontables las galaxias y aún más imposible ver o contar todos los astros.

Bien, el apóstol Pablo se consideraba a sí mismo: "menos que el más pequeño de todos los santos" el último de los hermanos, se creía indigno de que le fuese encomendada la predicación del evangelio que se refiere a las inmensas riquezas de Cristo, las cuales son imposibles de investigar por su grandiosidad. Para empezar, el amor divino es eterno inmensurable solo se puede comprender por revelación del Señor, pero explicarse quizá es imposible pues es inexpresable.

Ahora, valoremos lo que significa que Cristo viva en nosotros, somos su templo, somos su cuerpo y el la cabeza. Esto debe producir en nosotros un gozo tal, como para saltar como borregos de la manada, repito, saber que el Adán celestial, el Señor, el Todopoderoso, el Cristo vive en nosotros, esto es algo tremendo, maravilloso e inexpresable; El vive en nosotros con toda su divina plenitud, lleno de gracia y de verdad, con su inmenso poder y autoridad. El, inspira la mayor confianza que puede estar en nosotros. Las riquezas de su Espíritu en nosotros, son infinitas, y contienen el más grande tesoro celestial, el cual esta en su cuerpo que es la iglesia, porque así le ha placido. ¡"Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros"! (Salmo 126.3).

Fue el apóstol Pablo quien declaró al mundo entero, cuál es el plan secreto que estaba escondido en Dios el creador de todas las cosas, para que todos lo poderes y autoridades en el cielo, conozcan por medio de la Iglesia la sabiduría de Dios, la cual es multiforme. Mas Pablo, también oraba para que los creyentes recibieran de Dios poder y riquezas de la gloria celestial y así pudiesen comprender las dimensiones del amor de Cristo y que Cristo viviese en ellos por la fe en sus corazones.

En conclusión.

Primero: Qué ventaja tan maravillosa es que el Señor de señores Jesucristo nuestro Maestro viva en nuestros corazones (Mt.28:20; Jn.14:20; Gá.2:20; Ef. 3:17).
Segundo: Siendo El la verdad, se nos reveló a sí mismo, es decir nos reveló la Verdad la cual nos hizo verdaderamente libres y nos hizo entender los misterios de su Reino explicados en sus parábolas ( Mt.13:11; Lc.8:10), y luego nos lo explicó aún más por medio del apóstol Pablo a través de sus escritos y por el resto de las Santas Escrituras, principalmente del Nuevo Testamento, pues Cristo abrió el entendimiento a sus apóstoles (Lc.24:45), y si somos fieles también nos abre el entendimiento a nosotros si le pedimos con fe (Ef.1:18); Y
Tercero: Si ya nos armamos, entonces estamos armados poderosamente de toda armadura del Espíritu, es decir con las armas de la luz que vencen a toda potestad de las tinieblas, para que salgamos victoriosos en toda lucha conforme a la santa voluntad de Dios, para su honra y gloria.(Ro.13:12; 2Co.10:4; Ef.6:11-13).

Así que, somos más que vencedores en Cristo Jesús, por medio de su poder que actúa en nosotros, para que la inmensa sabiduría de Dios sea manifestada a las autoridades y potestades celestiales por medio nuestro que somos la Iglesia. Pero, fíjese bien, la presencia de Cristo en nosotros y su inmenso poder con que nos hace más que vencedores, no son una corona de adorno sino nuestras armas de la luz para luchar, y ! ay de nosotros si no luchamos!, !tenemos que luchar!, !tenemos que predicar!, !tenemos que evangelizar!, !tenemos que hacer discípulos!, entonces el Maestro en nosotros, hará por medio de su poder infinito que actúa en nosotros, las maravillas que el quiera, mientras hacemos nuestra parte, cumpliendo juntos victoriosamente nuestra MISION TOTAL

Fuente: Miguel de la Rosa Gamboa

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